
Una de las cosas únicas del canto coral, es su capacidad de respuesta cuando algo importa. El pasado domingo 16 de octubre terminaba en el Conservatorio el taller de dirección coral y repertorio del maestro Alberto Grau, compartido con la maestrísima Maria Guinand. Cuando llegaron a Palma me preguntaron si podrían venir a escuchar el trabajo que hago con mis coros, y era difícil porque ya habían pasado los ensayos del Orfeó Ramon Llull y el Cor de la AUOM. Quedaba solamente Musicantes el viernes, y efectivamente nos acompañaron esa tarde. Pero nos hacía ilusión poder mostrar un poco de lo que hacemos todos, y pensé en presentarles algunos números de "La Posada de la Núvia" de Baltasar Bibiloni que presentaremos el próximo miércoles 9 de noviembre en el Teatro Principal. Así que nos la jugamos, e hicimos una convocatoria a todos lo que pudieran venir el domingo a las 13h, cuando acababa el curso. Unos 80 cantaires acudieron. Emocionante. Y no solamente cantamos La Posada, también un poco de Guillem d'Efak, y la Aubada, y el Fandango menorquí y el Copeo Matancer con castañuelas y parejitas bailando pues unos cuántos se lanzaron liderados por Joan Bauzá con las castañuelas...
Si le pregunto a mis colegas directores de coro, seguro tienen anécdotas parecidas. Esos momentos no programados es que les convocan con emoción y responden de la misma manera.
El domingo 16 de octubre no estaban todos, pero recibí tantos mensajes cariñosos de los que no podían acudir que fue como si hubieran estado. Cosas del canto coral.
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